Llegó en el momento indicado, en el momento en que ella no encontraba sentido a su vida y volteaba las cosas para poder verlas de otra manera.
Él le extendió su mano y ella no dudó en tomarla, la apretó tan fuerte sobre su pecho porque sintió que encontró el refugio más grande y mayor que Dios le pudo obsequiar.
Su pasado ya se encontraba casi olvidado cuando empezaron a existir los pequeños tropiezos por las piedras que existen en el camino, ¿es una señal o una prueba?, pero ella no dudó en levantar su cabeza y enfrentarla de la mejor manera posible.
Todo parecía felicidad y amor cuando él decidió alejarse de ella, no había explicación alguna de su adiós y ella no se resignaba a aceptarlo fácilmente.
Cuando ella tomó fuerzas y aceptó la realidad se dió cuenta que él no era el problema, sino aquella sombra silenciosa que lo carcomía por dentro.
¿Qué era lo que sucedía? ¿Por qué ahora?
Ella lloró en su regazo mientras escuchaba las palabras que la hería por dentro pero no lo podía aceptar porque se sentía atada a él.
Tomó su mano muy fuerte y pidió nunca la deje, él con lágrimas en los ojos hizo una promesa que sabía no la podía cumplir.
Cuando ella despertó encontró un anillo y una carta en la que decía: "No puedo quedarme, a llegado el momento de partir pero dejo mi corazón contigo y aquel anillo con el que nos casaríamos, ¡perdóname! pues aquí quedan nuestros sueños, pero donde quiera que esté cuidaré de tí y tendrás tu gran amor allá en el cielo"