jueves, 14 de octubre de 2010

Mamá

Aquella niña inocente sentada sobre la cama unía sus manos antes de dormir, sabia que estaba ahí aunque no lo podía ver ni escuchar, le decía tantas cosas que al instante pensaba que no entendería nada, eran mil palabras que las repetía mientras soñaba.
Se convirtió en una jovencita digna de aplaudir, su vida era perfecta y no solía mentir, soñaba que la amaban y con ello jugueteaba, vivía de mil colores porque su vida valoraba.
El tiempo pasó y sus ojitos encontraban la realidad, a veces olvidaba de sus manitos juntar y acostada sobre su almohada empezaba a soñar.
Aquellos sueños de niña se convirtieron en realidad, ella formó su familia que miraba con felicidad, impaciente por la espera, inquieta por la entrega; ella tuvo una niña con la que conoció el amor de mamá.
Era una bebé hermosa de piel blanca y labios rojos, era de ojos grandes que miraban bien sus ojos.
La niña creció y aprendió a hablar, decía tantas cosas y no solía parar, es imposible de no poder amar, a un pedacito de cielo que un día dijo: mamá