¡Era ella!, quien miró por tanto tiempo guardando aquel sufrimiento dentro de su corazón.
¡Era ella!, quien tantas veces buscó pero no encontró más que un suspiro de sueños.
Su voz, sus manos, su mirada cautivó esos ojos tristes de pasado que se encontraban a lo lejos, llevando en ellos una forma diaria y un motivo más para sonreir... le devolvió la vida.
Cuando sus ojos empezaron a hablar, la mirada de ella se empezó a opacar, era triste, sólida y vacía que día a día moría sin parar.
Fué sutíl ver esas miradas encontrase, aunque aquellos ojos de Princesa empezaron a apagarse, él supo que existió y en ellos encontró su entrada, que mucho buscó y se perdió en su mirada.